"Hacia el puerto de la felicidad eterna"
Padre bueno, que ves en lo secreto de nuestros corazones, concede a tus hijos, que se cuestionan la vocación escolapia, la asistencia de tu Espíritu, para que, tratando con Él a puertas cerradas, sepan guiar la navecilla de sus almas por la vía de la perfección religiosa, al puerto de la felicidad eterna.