¡Corazones consagrados! respuestas para atesorar (III)
- David Rennella
- 8 dic
- 3 Min. de lectura
"Peregrinos de Esperanza"

Compartimos el testimonio de dos jóvenes que este año han realizado su Profesión simple
en las Escuelas Pías. Con estas respuestas concretas, nos invitan a conocer su sí a Cristo.
¿Vale la pena peregrinar siguiendo las huellas de Calasanz?

El Señor durante el año de noviciado me permitió profundizar en el llamado que me hizo.
Aquella paternidad que me cautivó al contemplarla como misionero y en viajes escolares, reflejaba algo de mí que todavía no me animaba a preguntarme qué era ni de dónde provenía.
Leer a Nuestro Santo Padre y Fundador en sus Constituciones, dilató el deseo de consagrarme a Cristo. Aquél tesoro que Calasanz descubrió entre las calles pobres de Roma, yo lo vi más presente que nunca en los niños que continúan pidiendo pan y no hay quién se los dé. Pequeños que viven en la esclavitud de la ignorancia y del pecado, que provienen de familias, muchas veces, destrozadas en donde aprenden a mirarse desde la miseria que los demás les señalan. Entonces hice propias las palabras del Santo: "Ya que hay muchos resueltos a hacer el mal, decidámonos nosotros a hacer el bien. Si ellos roban la vida, demos nosotros la vida y los bienes espirituales a los muchachos. El Señor nos dé la gracia. Amén"
Probar y habitar en esta mies fertilísima que el Dueño de los sembrados le confió a los hijos del gran padre de la infancia, me ayudó a tomar la decisión de “quemar las naves”. Encontré destellos de felicidad en muchos momentos de mi vida, pero ninguno se compara al gozo de saber que estoy gastando mi vida para gloria de Dios y el bien de los pequeños. Quemar naves, es decirle al mundo que deseo quedarme en este pequeño rebaño de la Iglesia, hasta que el Señor me llame para habitar eternamente en sus atrios.
El camino que Calasanz recorrió siguiendo al Maestro, es un sendero estrecho pero seguro, porque podemos reconocer los frutos de santidad en muchos de los que se aventuraron a seguir sus pasos.
Hno. Maximiliano de la Santísima Trinidad Sch.P.
¿Por qué elegiste este camino?

La verdad es que cuando era niño y miraba un sacerdote no me daban ganas de serlo. Cuando pasé por el secundario, tampoco. Recién cuando me encontraba en el segundo año de la Universidad me surgió este deseo de ser sacerdote y religioso haciendo un retiro de Semana Santa. Ahí percibí que Dios me invitaba a estar más cerca de Él.
Y me pasaron dos cosas. Por un lado, vi que en el camino de mi vida desde hacía tiempo había en mi corazón muchas preguntas e inquietudes que no encontraban respuesta en otros lugares. Por otro, Dios me concedió descubrir grandes tesoros al leer diariamente las Escrituras. Ciertamente, no me lo esperaba, pero sus palabras, de a poco, fueron permeando mi corazón hasta lo más profundo. Estas dos cosas me hicieron intuir algo que solo con el tiempo he podido ir confirmando: en Jesús está la respuesta a todas mis preguntas, a todos mis deseos, a todo lo que busca mi corazón.
En definitiva, incluso cuando me he alejado de Dios, siempre lo he estado buscando; Él es "el Camino, la Verdad y la Vida". Todos los días me sigue asombrando que mi corazón está hecho para Él y para la vida eterna. Y si Él ha sido tan bueno conmigo con estos descubrimientos, intentaré con todas mis fuerzas que también los demás descubran que Dios es el gran tesoro que están buscando
Hno. Manuel Martín de la Sagrada Familia Sch.P.




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