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  • Foto del escritorDavid Rennella

Entrega religiosa a la madre del crucificado

"Le preguntó por tercera vez: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?».

Pedro se entristeció de que por tercera vez le preguntara si lo quería,

y le dijo: «Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero»."

Jn 21, 17


¿Por qué escolapio?

Yo diría que el Señor me lo fue mostrando de a poquito. La primera certeza que tuve fue que Dios me llamaba a una vida religiosa: me enamoró la forma de vida comunitaria, los momentos de oración comunes, la experiencia de ver a los juniores escolapios dar vueltas por la escuela… Pero poco a poco, al comenzar a participar del Iter Calasanz fui descubriendo una pequeña perla preciosa. Decidí ingresar al prenoviciado y descubro, hasta el día de hoy, en el aula y los apostolados la belleza del llamado de Dios a educar a los niños y jóvenes, y no lo dejaré por nada del mundo.



¿dos medios que te ayudaron a discernir tu vocación?

Sin dudarlo, el primer medio fue y es la oración, pedirle al Señor que me muestre su voluntad, que obre en mi vida; sobre todo que me regale la docilidad. Otro gran medio fue en su momento el acompañamiento o discernimiento vocacional con un sacerdote, así como luego el diálogo con mi formador. Ese medio me ha ayudado a darme cuenta de aquellos signos objetivos que el Señor iba realizando en mi propia historia, y esto me fue revelando que la llamada a esta vocación proviene realmente de Él.


¿Qué gracias le pedís a Cristo para tu vida como religioso escolapio?

Le pido que me regale el don de la fidelidad a esta vocación y que me ayude a seguir siempre sus huellas, del mismo modo en que lo siguió su Madre y nuestro santo padre José de Calasanz.


¿Por qué elegiste ese nombre de religión?

“Ignacio de la Madre del Crucificado” Voy a empezar de atrás hacia adelante. N. S. P. Calasanz insiste mucho en la contemplación de Cristo Crucificado, pues en ese admirable misterio se encuentra un gran tesoro. Pero al contemplar la cruz, observé también a su Madre Santísima, que fue el primer modelo de su seguimiento fiel, y eso es lo que buscamos los escolapios: seguir a Cristo con fidelidad, hasta el final.




¿Por qué esta imagen?

La iconografía es arte sacro, busca transmitir una Palabra divina a quien lo contemple y rece con él. En este icono resuenan las palabras de Cristo en la cruz: “Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre

… Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba, Jesús le dijo: «Mujer, aquí tienes a tu hijo».”(Jn 19, 25-26) Y es un icono que, al contemplarlo, me ayuda a orar con el nombre de religión que el Señor me regala.



una claridad que te aporte el lema "Hacia la cumbre de la perfecta caridad"

“Ad fastigium Perfectae Charitatis” Nuestro lema está tomado del punto 95 de las constituciones que el mismo Calasanz escribió en Narni, hace 400 años. Buscamos ser santos, amar con el amor con que Cristo nos ama, un amor perfecto. Y el camino de los votos religiosos es el sendero más recto, fácil y hacedero para alcanzar el fin, y eso ha sido una gran claridad en este año al hacer experiencia de ello.


¿Qué le dirías a un joven que se pregunta
por la vocación escolapia?

Lo primero que le diría es: ¡Ánimo! Si está la duda sobre la vocación escolapia es porque el Señor quiere hablarte al corazón. Lo más importante es hacer silencio (no solo exterior) y escuchar qué tiene Él para decir, sin anteponer nuestra propia “prudencia humana”.


La vocación religiosa es preciosa, y el Señor nos llama no por ser fuertes y dignos, sino por ser débiles, necesitados de Él como un niño de 2 años necesita a su padre para caminar.





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