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  • Foto del escritorHno. Santiago Catalán

Poesía de una trepada

«Si quieres ser perfecto, le dijo Jesús, ve, vende todo lo que tienes
y dalo a los pobres: así tendrás un tesoro en el cielo.
Después, ven y sígueme».
Mt 19, 21



Trepando en hacia la cumbre

de la caridad perfecta

venía en senda recta

un padre con su crianza,

que entre agarre y pujanza

a un paisano se cruzó,

quien cautivo preguntó:

"¿hacia dónde se dirige,
padre, usted, cual bello dije,
junto a estos que Dios le dio?"



"Venga, y si gusta le cuento",

se oyó la voz en respuesta,

"pero deme agua d’ésta

para esas criaturas de Dios".

Prendado calló la voz

el paisano preguntón,

y bebieron del jarrón.

Saciados todos, siguieron

mas, al paisano que vieron

le inquietaba hasta el mentón.




"A la cumbre", dijo el padre.

"Sí, a la cumbre más alta,

allí donde el viento salta

abrazando con calor

de caridad y de amor,

y no de modo cualquiera

ni simplemente siquiera,

sino de modo perfecto.

Yo le aseguro, en efecto,

sabio es seguir la lucera".



"¡Oh, padre, escuche lo que digo!"

replicó el preguntón.

"Galopa mi corazón

cuando a ustedes yo los veo,

y de mi ignorancia reo,

mi mente queda nublada.

Le suplico, si le agrada

que me explique esas palabras,

y sin pupilas segadas

pueda mirar la morada".



El niño de ojos marrones

que venía escuchando,

abrió los labios andando

y atinó a dar respuesta:

"la cumbre es fin de la cuesta;

cumbre es la cima del monte,

donde se ve el horizonte;

lugar en que cielo y tierra

se tocan en yunta férrea.

Es lo eterno en su remonte".



Asomó el más pequeñito

y no dudó en dar cabida:

"caridad es flor sabida;

es oler la tierna rosa

y con la mano callosa

tomar el tallo filoso,

¡ay! que corta el espinoso,

¡ay, qué pétalos más bellos!,

y así se conjugan ellos

en un ardor amoroso.



"Sí", dijo el del otro lado,

el de mejillas pecosas:

"perfectas son las rosas

y también la caridad,

pues si ve con claridad

no encontrará ni un defecto

puesto que es todo perfecto,

es decir que hay dentro de ella

la plenitud más que bella.

Ahí tuito está predilecto".



El padre, viendo gozoso

a toda aquella crianza,

lanzó al paisano una lanza:

"Grande ha sido tu pregunta;

la respuesta es la gran punta

de la roja caridad.

Si quieres ven con piedad,

súmate a estas pobres filas".

Y d’entre rosas y lilas

sonrió el paisano en verdad.




¡Gracias por leer la poesía completa!

En los comentarios te invitamos a que nos cuentes qué te pareció

y si te animas... ¡te desafiamos a escribir un nuevo final!


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